El bacalao que he utilizado en esta ocasión es bacalao desalado, es el que usan en todas las recetas portuguesas. Yo lo compro en Portugal, cada vez que voy vengo cargada. En este caso, compro el bacalao entero salado y abierto por la mitad. Allí te lo preparan muy bien cortado a trozos y luego aquí en casa lo desalo y lo congelo. Siempre tengo el congelador lleno. En casa nos encanta.
- 4 o 5 trozos grandes de bacalao.
- 2 tarros de garbanzos cocidos.
- 1 cebolla blanca o roja.
- Unas cuantas aceitunas negras.
- Sal, vinagre, aceite de oliva virgen extra y perejil picado.
- Agua y leche.
Primero prepararemos la guarnición de garbanzos que meteremos en el frigorífico para servir fría. En realidad es una ensalada.
Abrimos los botes de garbanzos. Los vertemos en un colador de los de pasta para poder enjuagar con agua fresca. Dejamos escurrir. Mientras, cortamos la cebolla muy pequeñita. La incorporamos a los garbanzos ya en una fuente y la aliñamos con sal, aceite de oliva y vinagre. Espolvoreamos con perejil fresco picado y decoramos con aceitunas negras. Reservamos en el frigorífico.
En una olla grande ponemos mitad de agua y mitad de leche a hervir. Cuando comience a hervir introducimos el bacalao con la piel hacia arriba y dejamos cocer 10 minutos. El agua/leche debe cubrir el bacalao. Sacamos en un plato con papel y dejamos escurrir.
Servimos el bacalao recién cocido y los garbanzos fríos. Al bacalao se le riega generosamente con aceite de oliva.
¡Animaos!¡Ya me contareis!
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