A menudo queremos hacer un regalito y no sabemos que hacer ¿verdad? Sobre todo cuando viajas o visitas otras ciudades y quieres llevarle algo a alguien. No me gustan los regalos tipo souvenir en los que leemos "recuerdo de no se dónde" o peor aún, "yo estuve en no se donde y me acorde de ti". A esos a los que hay que limpiarles el polvo y pasado el tiempo ya no sabes qué hacer con ellos. Y claro no lo vas a tirar porque te guste o no te lo regalaron, compraron pensando en ti y estaría feo ¿da pena no?.
Pues bien, yo soluciono el tema rápidamente siendo un poco más práctica. Regalo productos de la tierra, ya sean comestibles o no. En este caso unas judías blancas ( fabas para nosotros), feijões-fava para los portugueses, que acostumbro a comprar en el mercado de Penalva cuando estoy por allí. Y es que están buenísimas.
En este caso traigo para tres personas diferentes. Espero que les guste y que se acuerden de mi cuando se las coman. ¡Veréis como a estas no les tiene que quitar el polvo! Ja,ja.
Las compré, como os digo, a un señor al que se las compro siempre y que son de su propia cosecha. Cuando llegué a casa las metí en un tarro de cristal y lo adorné un poco. Creo que ha quedado original y mono. ¡Ya os contaré!
Publicado con Blogsy
Hola Raquel, este sábado he recibido tu regalo, lo agradezco muchisimo aunque no tenias que haberte molestado. Cuando las pruebe ya te contaré. El envase me ha encantado así que estoy pensando como reciclarlo.
ResponderEliminarBesos. Isabel
Hola Raquel,hoy he cocinado las faves estan exquisitas mil gracias besos Isabel
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